No supe hacerlo

«No supe hacerlo» .

«No supe hacerlo mejor».

Tres palabras.

Cuatro, a veces, que también pueden conjugarse en presente.

Pocas palabras que no son más que eso, palabras, tan normales como otras. ¿Cuántas veces usamos «supe», «hacerlo», «no»… a lo largo del día?

Sin embargo, así enunciadas, juntitas, dichas o escritas, cuánto duelen a veces.

Las dices y desde una capa profunda de ti emerge un calor, una picazón, un dolor que empieza a subir y subir de nivel hasta que algo estalla. Ha vuelto a supurar o sangrar aquella herida que hacía tiempo que no mirabas. Esa herida que creías cicatrizada.

Tres palabras. O cuatro.

En presente o en pasado, con las que nos contamos y nos cantamos una de esas verdades. La verdad de nuestro fracaso, de nuestra incapacidad para lograr aquello en lo que una vez creímos.

No pasa nada. ¿Quién no ha vivido o vivirá este dolor? Que venga, nos atraviese y pase.

No ocurre nada. «No supe, ni sé, hacerlo mejor». Lo lamento, pero no voy a dejar que este halo de pena me atrape.

Lo hice como mejor supe con lo que sabía y era en ese momento.

Sigo adelante. Espero haber aprendido algo. Espero, esta vez, hacerlo mejor.

Deja un comentario

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.plugin cookies

ACEPTAR
Aviso de cookies