Digo mujer y pienso en mi madre, en mis abuelas, en las mujeres por las que soy lo que soy, duras, fuertes, trabajadoras, luchadoras… En su ensaladilla, dulces, amasados con tanto cariño…, en su atención y cuidado.
Digo mujer y pienso en todas las que me precedieron, mujeres a las que la vida no solo no le sonrió, sino que les puso constantemente a prueba, con duras pruebas.
Digo mujer y pienso en todas esas mujeres que lo perdieron todo, hasta a sus hijos, solo por intentar serle fiel a lo que sentían, buscaban y querían.
Digo mujer y pienso en injusticia, en trato desigual, en renuncia, ¡tantas renuncias! A seguir estudiando, a vocaciones artísticas, a sueños, a amores no aprobados por las familias…
Digo mujer y pienso en obligaciones, exigencias, sacrificios, frustración… En vidas de rutinas sin tiempo no ya para hacer lo que quisieran, sino ni siquiera para pararse a pensar, a saber, lo que querían. Mujeres siempre regalando su tiempo, sus energías, su cuerpo… a los demás, al cuidado de los hijos, de la casa, de los padres, de alguna lejana tía.
Digo mujer y pienso en ese sutil maltrato que el amor va disfrazando hasta convertir en normalidad. En algunas mujeres que ni siquiera saben que no deberían aguantar, que fueron privadas de formación y hasta del tiempo para pensar, para sentir, que fueron educadas con miedo, con ideas pequeñas, y cómo no decir esto y pensar en «Las pequeñas virtudes», de mi admirada Natalia Ginzburg. Y es escribir esto y me vienen a la mente todas las mujeres que abrieron camino en el campo que yo más conozco: Virginia Woolf, Teresa de Jesús, Emilia Pardo Bazán, Gabriela Mistral, Alfonsina Storni, Carmen Martín Gaite, Ana María Matute, Carmen Laforet… Por citar solo a algunas.
Digo mujer y pienso en mujeres que tuvieron la capacidad de pensar diferente, que, como hermanas mayores, abrieron sendas, de pensamiento, de estudios, de actividades científicas, culturales, artísticas… Que, en definitiva, hicieron algo que supuso una ruptura.
Digo mujer y pienso en todas esas mujeres que caminan con la cabeza gacha, con los ojos llenos de miedo, con el entrecejo fruncido, con los labios apretados… Que fueron inoculadas con tanto miedo que mató su capacidad para apreciar y admirar a otras mujeres y, sin ni siquiera ser conscientes, van haciendo con sus hijas, con los hombres que no lo merecen, con otras mujeres… lo que hicieron con ellas: más daño más miedo más miedo más daño, más sufrimiento.
Y también digo mujeres y pienso en amigas, en manos amigas, en la palabra amiga, amigas, en mujeres que no dudan en apoyar constantemente, que ofrecen sus manos, que te tiran hacia arriba, que te calientan, que te motivan, que te abrazan, que te devuelven la vida… Mujeres llenas de vida de energía de fuerza de valentía… Mujeres que vencieron y vencen cada día.
Digo mujer y pienso en esas amigas a las que la muerte les sorprendió tan pronto, Paloma, Isabel, un beso y una flor para vosotras al cielo.
Digo mujer y pienso en mujeres que llevan impresos en cada pliegue de sus rostros el sufrimiento el dolor la precariedad la amargura…
Y en las mujeres luz, en las mujeres faro, mujeres guía.
Digo mujer y pienso en esas mujeres que se sienten pequeñas pero hacen proezas cada día: cuidando amando amasando ordenando limpiando acompañando… También pienso, cómo no, en las que nacieron atrapadas en un cuerpo de hombre. En las mujeres que siempre son lo que otros quieren buscan o esperan. Mujeres que no soportan mirarse al espejo, mujeres enfermas de inseguridad, de angustia, de cansancio, de complejos…
Mujeres que más allá de las palabras, y los movimientos, y las modas, reivindican sus derechos sin pisotear ni menospreciar, de la mano de los hombres justos y buenos.
Digo mujer y pienso en mujeres que son privadas de sus derechos y libertades más esenciales, de partes de sus cuerpos; mujeres que no saben lo que es el placer, el disfrute, el descanso, la amistad, el apoyo, el cariño… Mujeres que fueron asesinadas por pensar distinto. En mujeres atemorizadas abandonadas agredidas forzadas engañadas abandonadas juzgadas secuestradas represaliadas violadas presionadas estafadas burladas acosadas…
Digo mujer y pienso en mujeres que todavía hoy tienen una vida diferente solo por ser mujer y en mujeres que fueron y aún son constantemente reprimidas silenciadas aplastadas empujadas reducidas mutiladas.
Digo mujer y pienso en todas esas mujeres que, después de haberlo entregado todo a los demás, cuando ya no son útiles, y ya no son ni capaces de saber quiénes son y qué quieren y de buscar su bienestar… se quedan solas, abandonadas, solas…
Por todas ellas, en su memoria, en gratitud por los caminos abiertos y despejados; por todas vosotras, va esta reflexión. #8M2024
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Hermoso y atinado estimada Berta, sensibilidad de tu parte. Gracias mil ☘️🪷
Muchísimas gracias, Isabel. Gracias a ti por dedicarle tiempo y dejarme tu amable comentario.
¡Qué hermosa eres, Berta! Tú también en mi lista de mujeres admiradas y queridas.
Ay, Laura, qué bonito comentario. Un millón de gracias de corazón, sin duda tú eres una mujer extraordinaria que también admiro y quiero yo por muchas razones.