Digo mujer y pienso en…

Digo mujer y pienso en mi madre, en mis abuelas, en las mujeres por las que soy lo que soy, duras, fuertes, trabajadoras, luchadoras… En su ensaladilla, dulces, amasados con tanto cariño…, en su atención y cuidado. Digo mujer y pienso en todas las que me precedieron, mujeres a las que la vida no solo no le sonrió, sino que les puso constantemente a prueba, con duras pruebas. Digo mujer y pienso en todas esas mujeres que lo perdieron todo, hasta a sus hijos, solo por intentar serle fiel a lo que sentían, buscaban y querían. Digo mujer y pienso en injusticia, en trato desigual, en renuncia, ¡tantas renuncias! A seguir estudiando, a vocaciones artísticas, a sueños, a amores no aprobados por las familias… Digo mujer y pienso en obligaciones, exigencias, sacrificios, frustración… En vidas de rutinas sin tiempo no ya para hacer lo que quisieran, sino ni siquiera para …

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Diferentes formas de educar

Pensaba hace unos días sobre cuándo, dónde, empieza todo lo que podemos hacer para educar a nuestros hijos, pues no solo educamos cuando nos lo proponemos, cuando damos un discursito o les leemos libros de educación emocional y valores… ¿Qué hay de nosotros, del tipo de personas que somos y en las que nos hemos convertido? ¿Qué hay de todas esas maneras invisibles a través de las que, sin a lo mejor ser conscientes, estamos educando más (muchas veces muy mal) que con todo lo que nos proponemos? Pronto me vino a la cabeza que, quizá, educamos ya con la manera, la actitud, nuestra expresión facial, la postura, el tono de voz… con que los despertamos. Por supuesto, con nuestra forma de hablarles, educamos, y con la de dirigirnos a todas (¡todas!) las personas con las que interactuamos. Educamos con las maneras de mirar, con lo que comentamos sobre lo …

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De prisioneros a señores

Prisioneros de nuestra mente

Me ha costado muchísimo entender, y seguramente aún no lo he entendido del todo, el poder que tenemos para crear realidad, para darle forma a nuestra vida, a nuestra experiencia, a nuestro sentir, incluso a nuestro dolor. Me pregunto cuánto de eso con lo que bregamos en nuestro día a día, que tanto nos pesa, que es tan real para nosotros que incluso castiga a nuestro organismo y nos enferma, existe de verdad. ¿Nuestra falta de tiempo? ¿Nuestras prisas? ¿Nuestros miedos? ¿Eso que nos disgusta o decepciona de los demás? ¿Ese error del pasado? ¿Lo que nos preocupa del futuro? ¿Nuestros límites? ¿Eso tan necesario, tan urgente? ¿Cuánto de todo eso es verdad? ¿Qué es real? ¿Cómo podemos saber que no lo hemos inventado o construido nosotros? Nosotros solos con esa herramienta tan importante, y tan tramposa muchas veces, que es la mente. Que sí, que ya sé que tu …

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Escribir… ¿Para qué?

Para qué escribir, me pregunto en una tarde que comenzó apática, sin muchas fuerzas, ni energías, ni entusiasmo… Para qué escribir me cuestiono entre la desgana y la desilusión en una tarde en la que el azar mueve y teje sus hilos para llevarme a descubrir un blog en el que desde las primeras líneas algo especial me atrapa. Un blog en el que encuentro reflexiones que me expanden el alma, que me conectan con algo que no sé precisar, pero que siento como si reavivara lo que ya no era más que un débil y escaso rescoldo. Y, entonces, lo veo claro. Lo vuelvo a ver, porque en el fondo de mí lo sé y lo siento. Escribir para eso. Para reanimar, resucitar, algo que quizá esté a punto de apagarse. Para sacarnos del aislamiento y la soledad y recordar que es más lo que nos une que lo …

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Cernuda, una forma de mirar la vida

Un día como hoy, en Sevilla, nació Luis Cernuda. Casualmente, esta mañana (sin saber ni recordar la efeméride), mientras paseaba por diferentes calles sevillanas, me acordé de él. En concreto, me vino a la mente una página de Ocnos, en la que podemos leer: «Para vivir, ¿es necesario atarearse tanto? Si el hombre fuera capaz de estarse quieto en su habitación por un cuarto de hora. Pero no: tiene que hacer esto, y aquello, y lo otro, y lo de más allá. Entretanto, ¿quién se toma el trabajo de vivir? ¿De vivir por vivir? ¿De vivir por el gusto de estar vivo, y nada más? Bueno. Deja ahí el soliloquio y echa una mirada en torno». Qué curioso que justamente ayer yo escribiera en esta web sobre el cansancio, y que haya recibido bastantes comentarios de personas que se han visto reflejadas en lo que compartía. Lástima que ni siquiera …

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Solos con nuestro cansancio

A veces, no hace falta que esté ocurriendo nada grave en nuestras vidas para que nos sintamos mal. A veces, es un cúmulo de pequeñas cosas (pequeños malestares, decepciones, errores, dudas…), pequeños todos, insisto, que se van superponiendo unos a otros, sutil y ligeramente, como si no estuviera pasando nada, hasta que algún día (después de bastante, normalmente) salta una alarma y nos damos cuenta de que sí pasa. Vaya si pasa. Lleva pasando mucho más tiempo del que somos capaces de reconocer. Pasa y pesa. Pesa tanto que comenzamos a sentir un cansancio profundo. Una pesadez que nos impide movernos con la agilidad que en un tiempo fue habitual en nosotros. Un cansancio que nos vuelve no solo más lentos de movimientos, sino también de reacción. Llegan los bloqueos, la saturación, la incapacidad de tomar hasta las decisiones más sencillas y resolver la más fácil de las gestiones. La …

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Mi primera novela: «Bocas que se cierran»

Hoy vengo a contaros que ¡acabo de recibir la prueba de mi novela! ¡Mi primera novela! Habrá a quien, quizá, le pille esto por sorpresa, pero hay quienes sabéis el tiempo que llevo liada con este proyecto; el proceso de escritura, las dudas, los bloqueos… ¿Qué es lo primero que debería contaros? ¿De qué va, verdad? Ante esta pregunta, me acuerdo de algo que leí sobre Tolstói quien, por lo visto, dijo que para resumir el argumento de Ana Karenina tendría que escribir otra novela… Claro que las comparaciones son odiosas, y más con Tolstói, pero ¿se entiende a lo que me refiero, verdad? 😉 Bueno, Bocas que se cierran es una novela de amor. En esta entrada me extiendo un poco sobre esto y explico qué quiero yo decir cuando hablo de amor, es decir, todo lo que abordo a partir de este concepto, este tema. Y para esto …

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Los niños buenos

En la última visita al pediatra de mi hijo estuvimos hablando sobre los múltiples problemas de salud mental en la infancia que se estaban encontrando en tiempos de pandemia, y me dio una explicación que me pareció muy sencilla y crucial. Hemos convertido a los niños en héroes. Les hemos repetido hasta la saciedad lo fuertes y lo valientes y lo buenos que son por afrontar tan bien toda esta locura. Y ahora sucede que, si sienten miedo, puede que no se atrevan a comunicarlo, a expresarlo, por temor a defraudar lo que les hemos dicho que son, lo que esperamos (o creen que esperamos) de ellos. El mismo día, hablando con una psicóloga, también apareció el tema de los niños buenos y las niñas buenas, los niños que, sin darnos cuenta, vamos etiquetando como tales y con ello haciéndoles más daño del que podemos ser conscientes. Porque cada etiqueta …

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Sin miedo al miedo

Caminado, el otro vi claro algo que me ha costado mucho entender: lo que más me ha lastrado, perjudicado, dañado hasta ahora ha sido el miedo al miedo. Escuché una vez a un psicólogo (no lo cito porque no recuerdo quién era) decir que el miedo al miedo es el origen de la ansiedad. Ahora lo entiendo. La ansiedad es consecuencia de la lucha. Una lucha feroz contra aquello que se sale de los rígidos esquemas en los que pretendemos meter todo cuanto acontece, contra lo que no responde como quisiéramos a nuestras creencias de cómo debería ser. Consecuencia también de la resistencia y de la huida, en definitiva, de la no aceptación. El miedo al miedo nos invade y aprisiona cuando nos empeñamos en controlarlo todo y rechazamos lo que nos molesta (nuestra vulnerabilidad, nuestra fragilidad, las mal llamadas emociones negativas…); en otras palabras, cuando le damos la espalda …

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La vara de medir

Caminaba yo esta mañana cuando me vino a la mente un tema que no sé si me preocupa, me molesta, me asusta… o todo a la vez: el juicio. Me refiero, claro, a esa manía de juzgar, evaluar, valorar… con la intención de fastidiar, de hacer daño, de quedar por encima de lo juzgado. A esos especialistas del juicio que van por la vida con su vara bien alzada, artilugio que por supuesto contiene la escala correcta desde la que medirlo todo. Resulta que sí que existían las fórmulas perfectas de enfrentarse a la realidad, al mundo, la vida…, pero las tienen todas ellos. Normal que al resto nos quede vivir en el terreno fangoso de las dudas. Yendo a lo concreto: ¡menuda vara de medir la de esas personas que entran en los perfiles de una red social de otras sentenciando y juzgando! La de quienes con un tono …

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