Cernuda, una forma de mirar la vida

Un día como hoy, en Sevilla, nació Luis Cernuda.

Casualmente, esta mañana (sin saber ni recordar la efeméride), mientras paseaba por diferentes calles sevillanas, me acordé de él.

En concreto, me vino a la mente una página de Ocnos, en la que podemos leer:

«Para vivir, ¿es necesario atarearse tanto? Si el hombre fuera capaz de estarse quieto en su habitación por un cuarto de hora. Pero no: tiene que hacer esto, y aquello, y lo otro, y lo de más allá. Entretanto, ¿quién se toma el trabajo de vivir? ¿De vivir por vivir? ¿De vivir por el gusto de estar vivo, y nada más? Bueno. Deja ahí el soliloquio y echa una mirada en torno».

Qué curioso que justamente ayer yo escribiera en esta web sobre el cansancio, y que haya recibido bastantes comentarios de personas que se han visto reflejadas en lo que compartía. Lástima que ni siquiera me haya sorprendido mucho: estamos todos tan cargados de tareas, exigencias, deberías…

Tan contaminados por prisas, ruidos…

Como para no estar cansados.

¿Para cuándo estaremos dejando el trabajo de vivir? «¿De vivir por vivir?», como se preguntaba Cernuda.

«Por el gusto de estar vivo, y nada más». Casi nada.

Ay, qué no nos habrán dicho de la vida los poetas. De qué múltiples formas nos habrán ayudado.

Pero qué poca cuenta les echamos, a ellos, a ellas, a los y las poetas, y a la poesía. Que también puede ser una forma de vivir, de mirar, de soltar todo ese peso que nos aplasta tanto.

De hecho, precisamente en esa misma página de la que hablaba, continúa Cernuda:

«Mirar. Mirar. ¿Es esto ocio? ¿Quién mira el mundo? ¿Quién lo mira con mirada desinteresada? Acaso el poeta, y nadie más. En otra ocasión has dicho que la poesía es la palabra. ¿Y la mirada? ¿No es la mirada poesía?  Que la naturaleza gusta de ocultarse, y hay que sorprenderla, mirándola largamente, apasionadamente. La mirada es un ala, la palabra es otra ala del ave imposible. Al menos mirada y palabra hacen al poeta. Ahí tienes el trabajo que es tu ocio: quehacer de mirar y luego quehacer de esperar el advenimiento de la palabra.
Ahora levántate y marcha a la playa. Por esta mañana ya has trabajado casi suficientemente en tu ocio».

Después de esto, sobra todo lo que pueda añadir yo. «Mirar. Mirar. ¿Es esto ocio? ¿Quién mira el mundo? ¿Quién lo mira con mirada desinteresada?».

Ante tanto cansancio, tanto desaliento a veces: volvamos a los y las poetas. Volvamos a la poesía. Volvamos a Cernuda.

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