Solos con nuestro cansancio
A veces, no hace falta que esté ocurriendo nada grave en nuestras vidas para que nos sintamos mal. A veces, es un cúmulo de pequeñas cosas (pequeños malestares, decepciones, errores, dudas…), pequeños todos, insisto, que se van superponiendo unos a otros, sutil y ligeramente, como si no estuviera pasando nada, hasta que algún día (después de bastante, normalmente) salta una alarma y nos damos cuenta de que sí pasa. Vaya si pasa. Lleva pasando mucho más tiempo del que somos capaces de reconocer. Pasa y pesa. Pesa tanto que comenzamos a sentir un cansancio profundo. Una pesadez que nos impide movernos con la agilidad que en un tiempo fue habitual en nosotros. Un cansancio que nos vuelve no solo más lentos de movimientos, sino también de reacción. Llegan los bloqueos, la saturación, la incapacidad de tomar hasta las decisiones más sencillas y resolver la más fácil de las gestiones. La …