Solos, y quietos, en una habitación
Justo antes del apagón que hubo en la península ibérica el pasado lunes 28 de abril (de 2025, por si esta publicación se lee más adelante), yo había creado una nueva entrada en este blog, le había puesto el título (Solos en una habitación. Luego añadí el «y quietos») y había escrito el siguiente párrafo. Estamos tan acostumbrados al ruido, al movimiento, a la actividad, al ajetreo, a la compañía…, incluso a las multitudes, que la mayoría de nosotros sentimos pánico a parar y al silencio. Unos minutos después, algo que no entendíamos nos obligaba a parar: parar el trabajo, parar las comunicaciones. Algo de origen desconocido nos arrancaba de cuajo eso de lo que muchas personas se quejan especialmente los lunes: la rutina. Tiene su gracia, por «decirlo» de alguna manera, porque gracia, gracia, tuvo poca. Decía Pascal «La infelicidad del hombre se basa solo en una cosa: que …