¿Qué nos da tanto miedo?

En algunos momentos vitales, nos sentimos bloqueados por muchas razones, entre ellas, los miedos, muchos miedos, enormes, irracionales, descontrolados… Tantos que constituyen una especie de masa amorfa y, si nos paramos a pensar en cuáles son realmente, nos cuesta identificarlos, desmenuzarlos, ponerles cara. El miedo convertido en un hábito, como abordé en este artículo. Y es importante. Es importante saber cuáles son, qué forma tienen, para poder hacerles frente. Porque resulta que en el ejercicio de reconocerlos, muchas veces pierden fuerza. Nos damos cuenta de que no son tan altos, ni tan poderosos, ni tan corpulentos como para tenernos así de amenazados y empequeñecidos, siempre caminando por la vida con la cabeza baja. También, porque reconocerlos nos ayuda a descubrir las diversas estrategias de huida a las que nos aferramos: las historias de victimismo en las que nos refugiamos, los muros de ideas y creencias que levantamos para protegernos, etc. …

Leer más

De prisioneros a señores

Prisioneros de nuestra mente

Me ha costado muchísimo entender, y seguramente aún no lo he entendido del todo, el poder que tenemos para crear realidad, para darle forma a nuestra vida, a nuestra experiencia, a nuestro sentir, incluso a nuestro dolor. Me pregunto cuánto de eso con lo que bregamos en nuestro día a día, que tanto nos pesa, que es tan real para nosotros que incluso castiga a nuestro organismo y nos enferma, existe de verdad. ¿Nuestra falta de tiempo? ¿Nuestras prisas? ¿Nuestros miedos? ¿Eso que nos disgusta o decepciona de los demás? ¿Ese error del pasado? ¿Lo que nos preocupa del futuro? ¿Nuestros límites? ¿Eso tan necesario, tan urgente? ¿Cuánto de todo eso es verdad? ¿Qué es real? ¿Cómo podemos saber que no lo hemos inventado o construido nosotros? Nosotros solos con esa herramienta tan importante, y tan tramposa muchas veces, que es la mente. Que sí, que ya sé que tu …

Leer más

Al final se diluyó

Al final se diluyó eso que tú y yo compartíamos, en secreto, sin que ni tú lo supieras ni yo hubiera acabado de entenderlo. Dejé de buscarte por las calles de todas las ciudades, dejé de encontrarte en todas aquellas miradas, dejé de sentirte al meterme en mi cama vacía. Al final, a fuerza de enterrarlo, se asfixió aquello tan grande que ni siquiera cabía en un nombre.

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.plugin cookies

ACEPTAR
Aviso de cookies