Al final se diluyó eso que tú y yo compartíamos,
en secreto, sin que ni tú lo supieras
ni yo hubiera acabado de entenderlo.
Dejé de buscarte por las calles de todas las ciudades,
dejé de encontrarte en todas aquellas miradas,
dejé de sentirte al meterme en mi cama vacía.
Al final, a fuerza de enterrarlo,
se asfixió aquello tan grande
que ni siquiera cabía en un nombre.