Fraccionar las metas: pasito a pasito

La semana pasada, en esta entrada, escribía sobre la importancia de actuar, de hacer algo, cuando las cosas no van como nos gustaría, cuando deseamos dar un giro en nuestra vida, en lugar de permanecer quietos, esperando a que algo caiga del cielo y lo cambie todo.

Pero ¿por qué nos cuesta tanto tomar acción? Mi conclusión es que nuestra parálisis, nuestro bloqueo se acentúa más cuanto mayor es la distancia entre nuestra posición actual y aquello que perseguimos, y cuanto menor es nuestra confianza en la capacidad de lograrlo.

Desear algo mucho, pero sentirnos pequeños para ello nos bloquea y paraliza. Sin embargo; fraccionar las metas e ir pasito a pasito nos aporta confianza y satisfacción.

Es lo que ocurre cuando queremos adelgazar y nos proponemos, de golpe, perder muchos kilos.
Cuando sentimos que nos está perjudicando una relación, pero hemos aguantado  más de lo imaginable hasta quedarnos atrapados en ella.
Cuando se nos ha ido de las manos el orden de nuestra vivienda o ciertos hábitos insanos… 
Cuando queremos escribir o publicar un libro, o emprender, pero llevamos tanto postergándolo que sentimos que el proyecto nos queda lejos y grande

Es el bucle de siempre: como creemos que no podemos, ni siquiera empezamos, la parálisis nos frustra y el malestar refuerza nuestra desconfianza, y cada vez es peor el bloqueo.

¿Qué podemos hacer, entonces, para vencer esta inercia?

La solución, en mi opinión y desde mi experiencia, no es otra que ir, poco a poco, pasito a pasito, deshaciendo nudos y subiendo peldaños, uno detrás de otro. 

No sé si tú tienes otra información, pero todos los libros que yo conozco se han escrito palabra a palabra, línea a línea, párrafo a párrafo, página a página. La mayoría, borrando y tirando.

Al igual que todas las personas que han adelgazado lo han conseguido gramo a gramo, kilo a kilo, ¿verdad?, nadie se levanta un día con 6 kilos menos, por más que nos gustara.

De una depresión, de una mala etapa, de un trabajo que nos amarga la vida no se sale si no se hace algo: una llamada, se pide ayuda, se empieza un libro o un curso…  

Por tanto, cuando realmente buscamos un cambio en nuestra vida, si queremos lograr una meta, lo mejor que podemos hacer es fraccionar eso que tan grande nos parece en pequeñitas tareas y:  

¡EMPEZAR!
Dar el primer paso. 
Luego, un pasito delante del otro. 
Sin esperar a saberlo todo.
Sin esperar a que las dudas se disuelvan.
Con foco claro en la meta propuesta.
Con atención.
Con disciplina.
Con compromiso.
Con perseverancia. 
Y, lo más importante, protegiendo la pasión que nos hizo empezar.
Disfrutando del camino.

Porque cuando disfrutamos del camino, sean cuales sean nuestros logros, habrá merecido la pena. 

Pero recuerda, no lo dejes para el próximo lunes ni siquiera para mañana. Empieza ¡ahora!, ¡ya!, ¡en cuanto puedas! Y pasa de ser espectador a convertirte en actor protagonista.

Ánimos y fuerzas, 

P.S1.: si te interesa recibir reflexiones como esta directamente en tu bandeja de entrada y antes de que se publiquen en el blog (algunas solo llegan a la lista y no las publicaré en la web), puedes suscribirte a mi Comunidad, aquí. 

Image by Free-Photos from Pixabay 

Deja un comentario

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.plugin cookies

ACEPTAR
Aviso de cookies