Llevo muchos días sin publicar, y no por falta de ganas ni de intención, simplemente, había perdido mi voz. Me suele pasar cada cierto tiempo. Empiezo a escribir, pero nada me convence, no encuentro el tono y dudo de que verdaderamente te pueda aportar algo de interés y, entonces, llega el silencio.
Por supuesto, como buscadora incansable (como te contaba aquí), he reflexionado mucho sobre las causas de esta pérdida de voz, que lleva aparejada una desconexión interior, como si los ruidos externos me distorsionaran en exceso, hasta llegar a descentrarme.
Y he pensado tanto en esto que me he decidido a volcar mis conclusiones, mis reflexiones, mi aprendizaje, en una minipublicación que va a llevar como título: ¡BASTA YA!: atraviesa tus bloqueos.
¿El porqué de este pequeño proyecto? Más allá de mi caso particular, me crea una enorme tristeza encontrarme constantemente personas con las alas cortadas, empequeñecidas, prisioneras de sus inseguridades y temores más profundos.
¿Qué nos pasa?, ¿por qué vivimos así?, ¿por qué ese miedo a destacar?, ¿por qué, inconscientemente, nos autoboicoteamos de esa manera tan dura?, ¿por qué, en tantos y tantos casos, no nos atrevemos ni siquiera a soñar?
En serio, ¿qué nos pasa? Sobre esto, reflexiono en la guía que te comentaba que espero que muy próximamente esté lista (actualización, puedes descargar la guía suscribiéndote aquí) para su difusión.
Cuentan que Nabokov, en una ocasión, ante una pregunta de una alumna que lo buscaba desesperada el día previo a un examen, le contestó: “la vida es bella, la vida es triste, y eso es todo lo que hay que saber”.
Bien cierto es esto, en mi opinión, pero que la dimensión de la dureza, la oscuridad, el dolor… no nos impida saborear también la otra cara: la belleza y la luz que, indudablemente, existen y llevamos dentro de nosotros. Basta ya de darle la espalda, basta ya de desconfiar de nuestro poder personal, basta ya de esperar lo peor, basta ya de programaciones para la escasez, basta ya de miedos, basta ya de vivir uniformados a la baja…
¡Basta ya!
Y a ti, ¿a qué te gustaría gritarle BASTA YA? ¿De qué estás tan cansado, tan cansada, que hasta tu salud comienza a resentirse? Permítete sacarlo fuera, verbalizarlo, escríbelo en tu diario o cuaderno, compártelo con ese amigo o amiga de confianza, incluso, si te apetece, cuéntalo aquí abajo en los comentarios, no solo me gustará leerte, sino que pienso que puede ser un intercambio de lo más enriquecedor.
P.S.1: parafraseando esa anotación de Fitzgerald en su diario: hablo desde la autoridad que me da el bloqueo (persistente). 😉
P.S.2: hay una página de La conquista de la felicidad, de Russell, que supuso para mí un clic definitivo. Transcribo fragmento:
Por mi parte, creo que no tiene nada de malo educar a un niño de manera que se crea un tipo estupendo. No creo que ningún pavo real envidie la cola de otro pavo real, porque todo pavo real está convencido de que su cola es la mejor del mundo. La consecuencia es que los pavos reales son aves apacibles. Imagínense lo desdichada que sería la vida de un pavo real si se le hubiera enseñado que está mal tener buena opinión de sí mismo. Cada vez que viera a otro pavo real desplegar su cola, se diría: «No debo ni pensar que mi cola es mejor que ésa, porque eso sería de presumidos, pero ¡cómo me gustaría que lo fuera! ¡Ese odioso pavo está convencido de que es magnífico! ¿Le arranco unas cuantas plumas? Así ya no tendría que preocuparme de que me compararan con él». Hasta puede que le tendiera una trampa para demostrar que era un mal pavo real, de conducta indigna de un pavo real, y denunciarlo a las autoridades. Poco a poco, establecería el principio de que los pavos reales con colas especialmente bellas son casi siempre malos…
Mucha miga para debatir aquí, ¿verdad?, pero ya será en otra entrada, que hoy me he pasado de largoooooo.
Un fuerte abrazo y no dejes de soñar y brillar, tu luz puede salvar de la oscuridad a quien menos imaginas.
Imagen de Silvia Marquez en Pixabay
No sólo no tiene nada de malo fortalecer la imagen de si mismo del niño, yo diría que es imprescindible criarlo desde el amor y que desarrolle su autoestima. Tiempo habrá para evitar que caiga en el narcisimo tan común hoy día. Pero un niño sin autoestima es un adulto quebrado, roto en mil pedazos díficiles de recomponer.
Completamente de acuerdo contigo, Nadi. Es mi reto tanto como madre como en lo que respecta a mi ámbito profesional. Fortaleciendo esto, se lograrían cambiar muchos males de esta sociedad. Muchísimas gracias por leerme y por contribuir a la reflexión con tu aportación. ¡Te deseo un lindo día!