La belleza de un nublado.
La belleza de los lugares que no salen en las guías.
La belleza de unas manos que tiemblan esperando a otras manos.
La belleza de la soledad.
La belleza de la duda adentrándose en el mar infinito de las certezas ajenas.
La belleza de unos labios secos abriéndose al beso.
La belleza de un adiós que era necesario.
La belleza del «no» cuando soy yo quien lo dice.
La belleza de un grito grave que sofoca una pena.
La belleza de un error.
La belleza de un barrio feo donde vivo contigo.
La belleza del caos.
La belleza del choque fortuito de dos almas perdidas.
La belleza de las sombras si las proyectas tú.
La belleza del frío cuando hay una manta cerca.
La belleza de lo que nadie considera bello.
La belleza…
La foto es mía; la flor, un regalo de Alejandro al salir del colegio.