Hace un par de semanas falleció una amiga que admiraba y apreciaba muchísimo, cuya tristísima pérdida he llorado con pesar.
Releyendo algunos correos que Isabel y yo nos intercambiábamos, encontré una frase que uso hoy, en su recuerdo, en su homenaje, como título de esta publicación: «Hacer lo que nos gusta es un bálsamo para el alma». Si algo me consuela tras su repentina muerte, que aún cuesta creer, es que ella lo hizo, vivió conforme a esa afirmación en la medida de sus posibilidades.
Isabel sentía una pasión muy profunda por la escritura. A pesar de que desarrolló su carrera profesional en otro ámbito, y de todas las dificultades del sector, fue labrándose su trayectoria en el mundo de las letras con un entusiasmo destacable y lo que es más significativo, una honestidad proverbial.
En medio del dolor, me da una tranquilidad inmensa recordar muchos de sus proyectos, sus logros, releer algunas de sus palabras y comprobar todas las veces que la vida “la besó en la boca” (como ella misma escribió en un tuit, aludiendo a Serrat) en lo que respecta a esta pasión suya: premios, publicaciones, contratos editoriales, charlas en distintas instituciones, presentaciones de libros, maravillosas opiniones por parte de sus lectores…, que son, cómo no, un buen complemento al dulce sabor del disfrute de entregarnos a lo que nos apasiona.
Por supuesto, no fue fácil, pero a pesar de sinsabores varios, que bien conocerás si tú también escribes o te interesa este mundo, ella entendió a su debido momento cuál era el bálsamo para su alma y ¡se lanzó a ello! Dio los pasos necesarios, poco a poco, a su ritmo, pero ¡lo hizo!
Y, gracias a ese empuje, a esa determinación, en tan solo doce años de actividad literaria consiguió dejarnos un precioso legado (cinco novelas, tres libros de relatos, dos poemarios…) a través del cual, sin duda alguna, hizo de este mundo un lugar mejor, con más belleza, más luz…
Y, aparte de mi sentido homenaje a Isabel, esto es lo que quiero compartir hoy contigo: invitar a la reflexión conjunta sobre lo que nos gusta y lo que estamos haciendo, en función de las circunstancias de cada cual, para vivir conforme a ello y aportar valor.
Invitarnos a poner sobre la mesa nuestras excusas.
¿Que es tarde? ¿Quién te lo dice? Ella, como tantos otros autores y autoras, comenzó a publicar a los cincuenta.
¿Que es difícil? No te preocupes por el cómo, ahora no, empieza y pasito a pasito se irá abriendo el camino.
¿Que no tienes tiempo? ¿De verdad? ¿Te falta tiempo o claridad en tus prioridades?
Sé que seguramente creas que son muchos los obstáculos y puede que te sientas bloqueado/a, muy lejos de ese punto al que quieres llegar. Pero cuidado con lo que ¡crees!
Porque, en muchas ocasiones, aquí está el verdadero y único problema.
De hecho, para la mayoría de los escritores con los que he trabajado, los verdaderos obstáculos no eran esa serie de impedimentos que muchos nos contamos, sino sus creencias. (Si de alguna manera te llega este tema, te recomiendo leer esta guía gratuita para atravesar tus bloqueos que publiqué hace un par de meses).
Pero vaya por delante que nada de esto va de aumentar la frustración ni sentirnos culpables por no estar haciendo ya todo eso en lo que puede que estés pensando, sino de reflexionar, desde el amor y, por qué no, la autocompasión, desde el respeto y la comprensión, sobre cómo podemos vivir mejor, con más sentido, más plenos, más satisfechas… Siempre paso a paso, sin exigencias desbordantes, disfrutando del crecimiento y del camino.
Como siempre, gracias por tu atención. Te mando un abrazo y fuerzas y ánimos para que, a tu ritmo, poco a poco, pasito a pasito, o como puedas y quieras, tu vida se expanda con ese bálsamo para el alma que es hacer lo que nos gusta.
Gracias, Isabel, también desde este medio, por tu luz y tu sabiduría. Abrazo eterno.
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