Hoy pienso en cómo se habitúa uno a lo bueno, en cómo vamos integrando las pequeñas o grandes conquistas del día a día sin apenas celebrarlo, sin felicitarnos por los esfuerzos realizados, por la intensidad de la lucha; como si al lograrlo ya el reto hubiese perdido importancia.
También pienso en cómo tendemos a asociar lo que conseguimos con nuestro esfuerzo y lo que no logramos con la mala suerte, con el azar, pensando con demasiada ligereza a veces, y poca empatía casi siempre, sobre las trayectorias ajenas…
Hoy pienso en que cuando forjamos el hábito de mirar siempre lo que nos falta en lugar de celebrar con infinita gratitud lo que tenemos, algo muy básico falla en nosotros, como si nos desconectáramos bruscamente de esa magia profunda del Universo que todos llevamos dentro.
Hoy pienso en cómo a veces nos enferma la adicción a la negatividad y cómo nuestro cerebro se acostumbra a buscar con un radar siempre activo alguna preocupación, malestar o problema, impidiéndonos disfrutar todo lo maravilloso que contienen nuestros días.
Hoy pienso en lo afortunada que soy y en las preciosas personas que se han cruzado en mi camino para enseñarme, para ayudarme a descubrir ¡tanto!, y demostrarme lo mucho que me queda por aprender, lo torpe que soy en tantas y tantas cosas relacionadas con este arte de VIVIR en mayúsculas.
Y, por último, hoy pienso en lo importante que es ejercitar el músculo de la GRATITUD, pararnos unos minutos y repetir como mantras todo eso que llena nuestra vida y por lo que no podemos más que estar agradecidos.
¡Gracias por leerme! ¡Gracias por tu tiempo y atención! ¡Gracias siempre!
Foto compartida bajoPixabay License. De josemdelaa.
Disfrutar y valorar lo que tenemos, luchar por lo que queremos, convivir con lo que es inevitable.
Estupendo texto el tuyo. La gratitud ayuda a vivir mejor y más tranquilamente.
Muchas gracias por tu comentario, Manuel. Parece un camino sencillo, pero cuánto nos cuesta a veces… Un saludo y de nuevo gracias por tus palabras.