¿Amor o miedo?

Vemos ahí fuera, en los demás y en todo aquello con lo que nos cruzamos, lo que llevamos en nuestro corazón. Algo así dijo creo que Goethe, pero también lo he leído y escuchado, con otros matices, en otras voces.

¿Y qué llevamos en nuestro corazón, amor o miedo?

Es fácil de responder. Si estamos llenos de miedo, salimos a la vida dentro de un traje protector confeccionado con retales de dudas, inseguridades, desconfianzas, juicios… Tejidos tan gruesos y opacos que impiden que nos llegue la luz, y el aire, y acabamos enfermando, olvidando hasta respirar. Salimos también con la escopeta cargada, y con los bolsillos llenos de piedras, y con escudos, y no esperamos ya ni a que nos ataquen, sino que disparamos nosotros a la primera impresión de estar en riesgo. Intuición, claro, que está muy sesgada, muy sucia, envenenada por el miedo.

Que hay razones para ello, no lo voy a discutir, pero quizá esto de vivir esté hecho para algo más que razonar, para aprender a utilizar la mente solo para lo justo y necesario y salir a la vida con el corazón en las manos. Que a todos nos han herido, que hemos sufrido decepciones, que hemos comprobado en nuestra piel y nuestra alma la existencia del mal… Que hay precipicios y abismos casi a cada paso y que nunca sabemos en cuál nos despeñaremos, quién lo negaría, pero qué otra cosa podemos hacer que seguir con una fe ciega, una confianza firme, en que quizá bajo ellos nos esperen unas nubes algodonosas que frenen la caída y nos acojan delicadas y suaves como el regazo de una madre.

Amor o miedo. No hay otra. El miedo es desconfianza, es soberbia, el miedo se impone y se obstina en llevar la razón. El miedo nos separa, nos divide, nos enfrenta al otro, a los otros, en rebotes de quejas, críticas, culpas y reproches… El miedo nos encierra en las peores mazmorras que existen, nos aísla, nos condena… El miedo convierte todo dolor en un sufrimiento que nos entierra en vida.

El amor, en cambio, ay el amor, el amor es lo contrario del miedo. El amor es humildad, es rendición, es entrega, es respeto, es libertad, es apoyo, es confianza, es fe, es aceptación, comprensión… El amor es unidad, sentirnos uno con todo cuanto existe, es compasión, es luz.

¿Amor o miedo? Es cuestión de elección. Tu elección. Nuestra elección.

No es fácil, bien lo sé. A veces llevamos el miedo instalado de serie y parece que no hay margen para el cambio, que ciertas inercias son más fuertes que nosotros, más fuertes que todo lo que sabemos y que todas nuestras intenciones y ganas de mejorar. No es fácil. Nada fácil. Pero ante esta dificultad podemos reaccionar quejándonos, claudicando, repitiendo lo mismo una y otra vez, o reconociéndonos humildes, olvidándonos un poco de nosotros (ideas, creencias, de querer llevar la razón…), y eso, solo eso, ya es amor.

¿Amor o miedo? Nos toca elegir. A cada paso. En cada encuentro.

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