En los últimos días he estado desuscribiéndome de varias listas de correo. Me cuesta, no me resulta fácil, porque me interesa mucho el tipo de contenido que publicaban y me preocupa perderme algo importante, pero estoy a pleno rendimiento simplificando mi vida.
Hace unas semanas empecé a sentir que se agudizaba mi tendencia a la ansiedad, justo lo opuesto a mi anhelo de vivir serena y en calma, y he tenido que gritar, una vez más, ¡BASTA!
¿La causa de esa ansiedad? Podría decirte que todas las dificultades relacionadas con la COVID, la dolorosa pérdida de una amiga, etc., pero en el fondo sé que, aunque todo eso afecta e influye, el motivo real era la agitación y el desorden de mi mente.
Nunca había sido tan consciente como ahora de lo importante que es mantener la mente en calma. Entiéndeme, me sabía la teoría, lo he leído muchas veces, he probado varias prácticas de meditación y mindfulness en los últimos años, pero ha sido justo ahora, estas semanas atrás, cuando lo he comprendido al nivel más profundo, desde la propia experiencia.
Nunca como ahora he sido consciente del poder de la atención. Cuando la mente está desordenada, nuestra atención se dispersa: entre los deberías, los recuerdos del pasado, la preocupación sobre el futuro, la culpa, la dependencia de la valoración ajena, preocupaciones varias… Como consecuencia, perdemos claridad mental, foco y energías.
Es normal, entonces, que sintamos que las horas y los días pasan sin encontrar verdadero sentido a lo que hacemos. Que pensemos que no tenemos tiempo para nada. Que nos sintamos vacíos. Que, en consecuencia, suframos ansiedad y estrés.
No queda otra, por tanto, que simplificar la vida y entrenar la atención.
Por eso te decía que he empezado a desuscribirme de páginas que seguía.
Al igual que he dejado de escuchar audios cuando me despertaba por la madrugada y he sustituido ese hábito por una práctica de meditación que he ido creando yo misma (si te interesa, te la cuento en otro correo) y con la que estoy entrenando mi atención como se puede entrenar el cuerpo en un gimnasio.
Acepto que voy a perderme contenido interesante. Como también he aceptado que no puedo leer todo lo que quiero ni ver todas las películas que tengo pendientes…
Y lo acepto desde el compromiso, reflexionado y elegido conscientemente, de dirigir el foco y toda mi atención a eso que suma en coherencia con mis valores, metas y prioridades.
Los resultados de todo lo anterior son realmente increíbles en lo que respecta a relajación, energía vital y claridad mental. Y todo está relacionado. Porque al ganar en claridad mental me organizo mejor y mis niveles de ansiedad se han reducido muchísimo. Me siento más liberada y con mayor sintonía con mi voz interior, lo cual refuerza mi confianza, mi satisfacción y me ha devuelto el control sobre mi vida, con todo lo que eso lleva aparejado a nivel de plenitud y sentido.
Por todo esto, si hoy solo pudiera recomendarte algo para que te acercaras a tu meta, a tu propósito, eso sería practicar la atención. Fortalecerla como un músculo. Practicando una y otra vez. Esforzándote por controlar el flujo de pensamientos y dirigiéndote, sin presiones, sin exigencias excesivas, a tu ritmo, a eso que suma en dirección al puerto al que deseas llegar.
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Una vez más, gracias por leerme y prestarme tu atención. Me encantará leerte si te apetece compartir conmigo tus impresiones sobre este u otro tema abajo en los comentarios o a través del correo berta@bertacarmona.es
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