El camino correcto…

Durante mi meditación matutina, reflexionando sobre lo difícil que es, en muchas ocasiones, ver con claridad el camino que deberíamos seguir, ha venido a mi mente con mucha nitidez el discurso final del señor Slade (interpretado por Al Pacino) en la película Esencia de mujer. En concreto, la frase «en las encrucijadas de mi vida siempre supe cuál era el camino correcto; sin excepción lo he sabido, pero nunca lo seguí, ¿saben por qué?, porque era muy complejo». Hace muchos años que vi esta peli por primera vez y aún puedo recordar con absoluta claridad cómo me impactó esa frase, y cómo lo sigue haciendo, por más veces que la haya visto. Yo no estoy tan segura como este personaje de saber siempre qué camino seguir, pero lo que sí tengo claro es que uno de los motivos principales que impiden que así sea es el MIEDO. Tememos ese amplio, …

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¡Se acerca el NaNoWriMo!

Hace unos días, publiqué una primera entrada para ir calentando motores de cara al nuevo reto NaNoWriMo que comenzará el próximo 1 de noviembre. Hablaba de la necesidad de tener bien clara la idea sobre la novela que queremos escribir y de la importancia de comprometernos con el reto, algo fundamental para logar ese nivel de disciplina y trabajo que necesitaremos. Si te la perdiste, puedes leer la entrada aquí. Hoy ya partimos de que sabemos con gran nitidez lo que queremos escribir y estamos decididos a poner toda la carne en el asador para lograrlo, ahora nos tocaría reflexionar sobre cómo vamos a gestionar nuestro tiempo para conseguir este apasionante reto que tenemos entre manos. Todos usamos con demasiada facilidad la frase «No tengo tiempo», pero en multitud de situaciones no necesitamos más tiempo, necesitamos tener más claras nuestras prioridades, implementar un sistema de organización de tareas y volvernos mucho más proactivos. Sí, sé …

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Me salvó la poesía

Cuando, a pesar de que te amaba, y me amabas, la vida transcurría indolente, me salvó la poesía. Cuando el grillete de la culpa me aprisionó bien fuerte, me salvó la poesía. Cuando te negué y tú creíste que me habías olvidado, me salvó la poesía. Cuando no encontré amor ni comprensión ni justicia, me salvó la poesía. Cuando me costaba entenderte y el halo de lo imposible nos velaba, me salvó la poesía. Cuando todo parecía perdido y faltaban manos amigas, me salvó la poesía. Cuando la realidad dolía y mis ilusiones olieron a quemado, me salvó la poesía. Cuando el reloj seguía indiferente al nudo de tu ausencia en mis entrañas, me salvó la poesía. Cuando la tristeza empañó mis ventanas y hasta tu recuerdo se hubo esfumado, me salvó la poesía. Cuando el corazón aullaba en el oscuro silencio, y tú ya no estabas, me salvó la …

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La esencia de una persona

En la adaptación cinematográfica que Tim Burton hizo de Alicia en el País de las Maravillas, me llamó la atención una frase que a mí me parece de gran interés para la vida en general y para nosotros los escritores en concreto: la muchedad o muchosidad (depende de la traducción), eso donde reside la esencia de una persona. Como sabéis, esta publicación de Lewis Carroll trasciende la literatura infantil para convertirse en una obra inspiradora por excelencia y llena de una simbología poderosa que nos llega directamente al corazón haciéndonos reflexionar sobre asuntos fundamentales. En un determinado momento, el Sombrerero Loco le dice a Alicia que nunca pierda su muchedad, eso que nos hace únicos, que nos permite mantener el contacto con la magia de la vida, que nos da fuerza…; en definitiva, ahí donde flota, tantas veces olvidada y pisoteada, la esencia de una persona. La muchedad son nuestros talentos naturales, lo que hacemos con la mayor fluidez y sencillez y con lo que más disfrutamos… Nuestra …

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Papeles rotos

Algunos de estos papeles, ya rotos, ya incluso en el contenedor de la basura, contenían listas de tareas que más de una noche, y de dos, me quitaron el sueño. Números y cuentas que un día no cuadraron y me hicieron sentir triste, insegura, ansiosa… Planes, objetivos, metas… que engordaron mi insaciable autoexigencia y me impidieron respirar tranquila. Hoy, sin embargo, ya no son nada. Todas esas cuentas y proyectos y actividades que un día cuadraron, y otro, no; que me llamaban al orden con su atroz inclemencia, hoy no son más que una porción pequeña de una basura inmensa que recorrerá las calles de una ciudad mediana. Y lo harán junto a tantos otros papeles, también rotos, algunos con ira, otros con ese temblor de manos que acompaña al llanto, a la profunda tristeza… Papeles que tal vez acunen declaraciones de amor nunca enviadas, o reflexiones que se ahogaron …

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Pupilas rojas

Hoy me apetece haceros un regalo, uno de los trece relatos incluidos en Como tú y como yo.  Si os interesa, podéis saber más sobre este libro, aquí.   Para una mujer de mi posición, propietaria de tres coches y con un chófer a su disposición, sentarse en el asiento trasero de un taxi público siempre estaba relacionado con una terrible desgracia. Odiaba el olor que desprendían esas pestilentes tapicerías donde Dios sabe quién se habría sentado; me repugnaba tener que rozarme con cualquier parte, fuera de cuero, plástico o metal; y ¡qué decir del taxista!, ¿qué podía tener yo que hablar con ese hombre, que casi siempre olía a sudor?, ¿por qué invadía mi intimidad intentando descubrir adónde me dirigía?, ¿por qué ese interés por discutir siempre de política? Definitivamente, algo muy espantoso tenía que suceder para que yo me encontrara en una de esas. Lo de aquel caluroso día de julio sin duda …

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Ver llover

Me he asomado a la ventana a ver llover. Un buen rato. Y entonces me he dado cuenta de que era incapaz de recordar cuándo había sido la última vez que me había asomado a una ventana para ver llover con esta tranquilidad, con esta paz. Y justo ahí he sido consciente de cómo los principales cambios, las transformaciones personales más esenciales, ocurren tan lentamente, tan en silencio, a veces, que ni una misma las advierte… Hasta que una tarde cualquiera te descubres asomada a una ventana, viendo llover, abstraída en la plenitud de ese instante, y sientes que, ahora sí, todo es diferente. Imagen de fotozeit en Pixabay.

Escribir una novela en 30 días

Aprovechando que se acerca un nuevo NaNoWriMo, ya sabéis, esa aventura de escribir una novela en 30 días que tiene lugar en noviembre, he pensado compartir una serie de píldoras frescas y sencillas que puedan ser de utilidad para todos los autores que decidáis participar en este apasionante reto. Todas estarán basadas en el libro Escribe una novela en 30 días que publiqué en el año 2015 con la editorial Mestas Ediciones. Lo primero primerísimo, y el objeto del capítulo uno de dicho libro, es tener claro lo que queremos escribir. Por lo que te invito a reflexionar con tranquilidad: ¿Tienes claro sobre qué versará tu libro? ¿Se trata de un tema que lleva años persiguiéndote y apenas puedes apartar de tu cabeza? ¿Tiene fuerza? ¿Confías realmente en tu idea? ¿Estás enamorado de ella hasta el punto de que vencerás cualquier dificultad que se ponga en tu camino para conseguir …

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No tengo tiempo…

No tengo tiempo, tres palabras llave que cierran muchas puertas. No tengo tiempo para iniciar ese proyecto. No tengo tiempo de escribir esa novela. No tengo tiempo de… (completa a tu antojo). Porque hacerlo es arriesgarme a que salga mal, y a que salga bien, y eso también me da miedo. No tengo tiempo de llamarte, escribirte, mucho menos de verte, ¿y si, tal vez, me asustara todo eso que guardan tu voz y tu silencio? No tengo tiempo de atravesar fronteras, ¿y si lo que veo allí me gusta más de lo que tengo? No tengo tiempo de abrir más mi corazón, estoy mejor así, detrás de esta camisa de fuerza. No tengo tiempo para atreverme a vivir la vida que deseo, estoy demasiado ocupada/o sobreviviendo. No tengo tiempo, tres palabras llave que cierran muchas puertas. Berta Carmona Fernádez. Si te gusta o te parece interesante para la reflexión, …

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Lo que nos importa…

No hay nada que pueda llegar a complicarse más que aquello que verdaderamente nos importa, lo que nos calienta el corazón, lo que nos provoca ese pellizquito… Ahí reside la fragilidad más pura… Ahí, ahí está nuestra vulnerabilidad temblando de miedo, ahí es cuando mides las palabras, los gestos, los halagos y hasta los silencios… Porque lo que verdaderamente te importa es como esa figurita de porcelana que heredaste de tu ser más querido, ese tesoro que hallaste después de navegar y naufragar ¡tantas veces! Y no sabes cómo preservarlo, y quieres protegerlo hasta de tu cariño, y puede que incluso dejes de tocarlo hasta que un día lo descubres lleno de polvo y te quiebras de tristeza al advertirlo. No, no hay nada que pueda llegar a complicarse más que aquello que verdaderamente nos importa…

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