Diferentes formas de educar

Pensaba hace unos días sobre cuándo, dónde, empieza todo lo que podemos hacer para educar a nuestros hijos, pues no solo educamos cuando nos lo proponemos, cuando damos un discursito o les leemos libros de educación emocional y valores… ¿Qué hay de nosotros, del tipo de personas que somos y en las que nos hemos convertido? ¿Qué hay de todas esas maneras invisibles a través de las que, sin a lo mejor ser conscientes, estamos educando más (muchas veces muy mal) que con todo lo que nos proponemos? Pronto me vino a la cabeza que, quizá, educamos ya con la manera, la actitud, nuestra expresión facial, la postura, el tono de voz… con que los despertamos. Por supuesto, con nuestra forma de hablarles, educamos, y con la de dirigirnos a todas (¡todas!) las personas con las que interactuamos. Educamos con las maneras de mirar, con lo que comentamos sobre lo …

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De prisioneros a señores

Prisioneros de nuestra mente

Me ha costado muchísimo entender, y seguramente aún no lo he entendido del todo, el poder que tenemos para crear realidad, para darle forma a nuestra vida, a nuestra experiencia, a nuestro sentir, incluso a nuestro dolor. Me pregunto cuánto de eso con lo que bregamos en nuestro día a día, que tanto nos pesa, que es tan real para nosotros que incluso castiga a nuestro organismo y nos enferma, existe de verdad. ¿Nuestra falta de tiempo? ¿Nuestras prisas? ¿Nuestros miedos? ¿Eso que nos disgusta o decepciona de los demás? ¿Ese error del pasado? ¿Lo que nos preocupa del futuro? ¿Nuestros límites? ¿Eso tan necesario, tan urgente? ¿Cuánto de todo eso es verdad? ¿Qué es real? ¿Cómo podemos saber que no lo hemos inventado o construido nosotros? Nosotros solos con esa herramienta tan importante, y tan tramposa muchas veces, que es la mente. Que sí, que ya sé que tu …

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Escribir… ¿Para qué?

Para qué escribir, me pregunto en una tarde que comenzó apática, sin muchas fuerzas, ni energías, ni entusiasmo… Para qué escribir me cuestiono entre la desgana y la desilusión en una tarde en la que el azar mueve y teje sus hilos para llevarme a descubrir un blog en el que desde las primeras líneas algo especial me atrapa. Un blog en el que encuentro reflexiones que me expanden el alma, que me conectan con algo que no sé precisar, pero que siento como si reavivara lo que ya no era más que un débil y escaso rescoldo. Y, entonces, lo veo claro. Lo vuelvo a ver, porque en el fondo de mí lo sé y lo siento. Escribir para eso. Para reanimar, resucitar, algo que quizá esté a punto de apagarse. Para sacarnos del aislamiento y la soledad y recordar que es más lo que nos une que lo …

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La neurosis del perfeccionismo

Llevo mucho tiempo sin publicar en este blog. Una razón es que he estado muchos meses enfocada en un proyecto (no salió bien, pero se intentó); la otra es que tengo una decena de publicaciones en borrador que no me decido a sacar a la luz. Te confieso que estoy cansada, muy cansada, de esa parte de mí tan severa, tan crítica, tan perfeccionista, que nunca está conforme con nada y no deja de gritarme mensajes paralizantes. “El perfeccionismo es una neurosis” escuché decir a Berta Meneses, maestra zen. Cuánta razón. Creo que es interesante tenerlo en cuenta porque puede parecer a veces algo guay, propio de personas excelentes, trabajadoras, comprometidas con sortear la mediocridad, pero acaba convirtiéndose en un lastre que nos lleva justo a lo contrario: no hacer nada o hacerlo peor de lo que podríamos. La perfección no existe. No existen tampoco todos esos ideales tan elevados …

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Cernuda, una forma de mirar la vida

Un día como hoy, en Sevilla, nació Luis Cernuda. Casualmente, esta mañana (sin saber ni recordar la efeméride), mientras paseaba por diferentes calles sevillanas, me acordé de él. En concreto, me vino a la mente una página de Ocnos, en la que podemos leer: «Para vivir, ¿es necesario atarearse tanto? Si el hombre fuera capaz de estarse quieto en su habitación por un cuarto de hora. Pero no: tiene que hacer esto, y aquello, y lo otro, y lo de más allá. Entretanto, ¿quién se toma el trabajo de vivir? ¿De vivir por vivir? ¿De vivir por el gusto de estar vivo, y nada más? Bueno. Deja ahí el soliloquio y echa una mirada en torno». Qué curioso que justamente ayer yo escribiera en esta web sobre el cansancio, y que haya recibido bastantes comentarios de personas que se han visto reflejadas en lo que compartía. Lástima que ni siquiera …

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Solos con nuestro cansancio

A veces, no hace falta que esté ocurriendo nada grave en nuestras vidas para que nos sintamos mal. A veces, es un cúmulo de pequeñas cosas (pequeños malestares, decepciones, errores, dudas…), pequeños todos, insisto, que se van superponiendo unos a otros, sutil y ligeramente, como si no estuviera pasando nada, hasta que algún día (después de bastante, normalmente) salta una alarma y nos damos cuenta de que sí pasa. Vaya si pasa. Lleva pasando mucho más tiempo del que somos capaces de reconocer. Pasa y pesa. Pesa tanto que comenzamos a sentir un cansancio profundo. Una pesadez que nos impide movernos con la agilidad que en un tiempo fue habitual en nosotros. Un cansancio que nos vuelve no solo más lentos de movimientos, sino también de reacción. Llegan los bloqueos, la saturación, la incapacidad de tomar hasta las decisiones más sencillas y resolver la más fácil de las gestiones. La …

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Lo que hemos de callar

No es solo tener claro lo que quieres contar, es encontrar la manera de hacerlo, la mejor manera: las palabras adecuadas y justas, su disposición, su entrelazado, la belleza, la musicalidad, el ritmo… Y los silencios. Decidir lo que no vamos a escribir, o lo que hemos de borrar, lo que no ha de ocupar ni una línea en el papel (ni en nuestra memoria, tal vez) también requiere habilidad. Quizá maestría. Sí, tal vez lo más difícil de la escritura sea saber a tiempo lo que hemos de callar. O de olvidar. ¿En la escritura solo?

Mi primera novela: «Bocas que se cierran»

Hoy vengo a contaros que ¡acabo de recibir la prueba de mi novela! ¡Mi primera novela! Habrá a quien, quizá, le pille esto por sorpresa, pero hay quienes sabéis el tiempo que llevo liada con este proyecto; el proceso de escritura, las dudas, los bloqueos… ¿Qué es lo primero que debería contaros? ¿De qué va, verdad? Ante esta pregunta, me acuerdo de algo que leí sobre Tolstói quien, por lo visto, dijo que para resumir el argumento de Ana Karenina tendría que escribir otra novela… Claro que las comparaciones son odiosas, y más con Tolstói, pero ¿se entiende a lo que me refiero, verdad? 😉 Bueno, Bocas que se cierran es una novela de amor. En esta entrada me extiendo un poco sobre esto y explico qué quiero yo decir cuando hablo de amor, es decir, todo lo que abordo a partir de este concepto, este tema. Y para esto …

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¿Quiénes somos?

¿Qué somos? ¿Quiénes somos? No, desde luego, el trabajo que realizamos. Ni nuestros títulos académicos o la ausencia de estos. Ni las medallas o los concursos ganados. Ni nuestros errores o derrotas. Ni una cara o un cuerpo o una cifra en una cuenta. Tampoco un estado civil. Ni una edad. ¿Una nacionalidad? ¿Un número de amigos, parejas, viajes, experiencias o posesiones materiales que acumulamos? ¿Nuestras habilidades, talentos, destrezas…? ¿Las ideas, las creencias…? ¿No, verdad? Entonces, ¿qué somos?, ¿quiénes somos? Supongo que debemos ser eso que nos mueve desde lo más profundo. Los anhelos que persisten: de plenitud, de belleza, de verdad. De serenidad, calma, paz, felicidad… La luz, la sabiduría esencial que se ha ido quedando tapada, oculta por todo lo accesorio y fútil… En definitiva, lo que nada ni nadie puede quitarnos. Lo que, por más que lo intentemos, no podemos dejar de hacer o experimentar. Lo que por …

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Los niños buenos

En la última visita al pediatra de mi hijo estuvimos hablando sobre los múltiples problemas de salud mental en la infancia que se estaban encontrando en tiempos de pandemia, y me dio una explicación que me pareció muy sencilla y crucial. Hemos convertido a los niños en héroes. Les hemos repetido hasta la saciedad lo fuertes y lo valientes y lo buenos que son por afrontar tan bien toda esta locura. Y ahora sucede que, si sienten miedo, puede que no se atrevan a comunicarlo, a expresarlo, por temor a defraudar lo que les hemos dicho que son, lo que esperamos (o creen que esperamos) de ellos. El mismo día, hablando con una psicóloga, también apareció el tema de los niños buenos y las niñas buenas, los niños que, sin darnos cuenta, vamos etiquetando como tales y con ello haciéndoles más daño del que podemos ser conscientes. Porque cada etiqueta …

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